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NUTRICIÓN
¿Los alimentos de origen vegetal protegen contra las enfermedades crónicas?
Nutrition Reviews publica, en su última edición, una revisión sobre la relación entre los alimentos y bebidas y el riesgo de sufrir enfermedades crónicas.


Los factores de riesgo asociados a la dieta y la inactividad física – que fueron medidos en el 2010, en 187 países- representaron el 10% de los años de vida ajustados por discapacidad. Además, en los Estados Unidos se ha calculado recientemente que los factores de riesgo alimentario son responsables de más del 26% de todos los fallecimientos. Ahora, Anthony Fardet e Yves Boirie, dos expertos en Nutrición Humana de la Universidad de Auvergne, Francia, realizaron la revisión más exhaustiva sobre la relación entre los alimentos y bebidas y el riesgo de padecer enfermedades crónicas relacionadas con la nutrición.

Difundido en la última edición de Nutrition Reviews con el título "Associations between food and beverage groups and major diet-related chronic diseases: an exhaustive review of pooled/meta-analyses and systematic reviews", este estudio analizó más de 300 meta-análisis y revisiones sistemáticas sobre el tema publicadas entre 1950 y 2013. Específicamente, se investigó en qué medida una dieta desequilibrada repercute en el sobrepeso, la obesidad, la diabetes tipo II, patologías mentales, sarcopenia, enfermedades esqueléticas, del hígado, renales, cardiovasculares y los distintos tipos de cáncer.

La conclusión a la que llegaron estos autores franceses, es que las plantas son más protectoras contra las enfermedades crónicas que los grupos de alimentos de origen animal. Y dentro de los alimentos vegetales, se halló que los granos y semillas (por su alto contenido de almidón, proteínas y lípidos) son más beneficiosos que las frutas y las verduras para prevenir estas patologías. Con respecto a los alimentos de origen animal, esta revisión encontró que los productos lácteos tienen un efecto neutro sobre los riesgos de padecerlas, mientras que las carnes rojas/procesadas incrementan su incidencia. Por lo tanto, estos investigadores apoyan las recomendaciones de la dieta mediterránea. Es decir, fomentar el consumo de verduras, legumbres, frutas y  frutos secos, semillas, y cereales no procesados, mientras que deben limitarse la ingesta de carnes rojas y procesadas, aves de corral, huevos, alimentos de soja fermentados, bebidas azucaradas y alcohólicas, y productos refinados.