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GUÍA DE PRÁCTICA CLÍNICA
Insomnio: para tratarlo recomiendan la terapia conductual cognitiva
  Sólo si eso no funciona, se debe pasar a la medicación.


Ante los problemas de insomnio en adultos, los especialistas recomiendan iniciar el tratamiento con terapia conductual cognitiva y sólo en caso de que ese método no funcione administrar medicación.

Así lo sugiere la guía de práctica clínica "Treatment of Chronic Insomnia in Adults: ACP Guideline" (Ann Intern Med. July 19, 2016;165(2):125-13), elaborado por American College of Physicians (ACP).

La definición de Insomnio crónico se basa en criterios del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, 5ª ed. (DSM V) y en la Clasificación Internacional de Trastornos del Sueño, que establecen que hay insomnio crónico cuando los síntomas ocurren tres o más noches por semana durante tres o más meses y causan angustia o deterioro funcional significativo.

El tratamiento, que puede incluir la terapia psicológica o farmacológica, sola o combinada, así como métodos complementarios y alternativos, está dirigido a mejorar el sueño, la angustia y la disfunción.

La terapia conductual cognitiva (TCC) debe ser la opción de tratamiento inicial en personas con insomnio crónico.

En personas mayores de 55 años, quienes se presentan más comúnmente con el despertar después del inicio del sueño que con la latencia del inicio del sueño, la evidencia de calidad moderada indicó que las puntuaciones del índice de sueño mejoraron en aquellos que recibieron TCC frente a aquellos que no recibieron TCC.

Si la TCC es ineficaz, la opción de usar medicamentos a corto plazo debe basarse en una toma de decisiones compartida que incluya una conversación sobre los beneficios, los daños y los costos.

Si se recetan, los medicamentos deben usarse sólo por cinco semanas o menos. Después de esto, el paciente debe volver a usar las herramientas adquiridas durante la TCC. Antes de decidir continuar con los medicamentos, debe realizarse una evaluación de posibles causas secundarias del insomnio (por ejemplo, depresión, abuso de sustancias, síndrome de piernas inquietas). Si se elige el uso continuado de la medicación, se debe reevaluar periódicamente.