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ESTUDIO DE COHORTE
El dolor persistente se asoció con un descenso acelerado de la memoria y mayor probabilidad de demencia
Uno de cada cuatro adultos mayores está en riesgo de deterioro cognitivo. 


Uno de cada cuatro adultos mayores está en riesgo de deterioro cognitivo porque cerca del 25% de este grupo etáreo padece dolor crónico y se halló que quienes lo padecen tienen más probabilidades de desarrollar demencia y pérdida de memoria.

Así lo sugiere el estudio "Association Between Persistent Pain and Memory Decline and Dementia in a Longitudinal Cohort of Elders." (JAMA Internal Medicine; 177 (8) Págs: 1146 – 1153; 2017), elaborado por la Universidad de California, San Francisco, Estados Unidos. 

El dolor crónico es común entre los ancianos y se asocia con déficits cognitivos en estudios transversales pero hasta el presente trabajo se desconocía la asociación entre el dolor crónico y la cognición longitudinal en la población.

El dolor crónico afecta a entre el 25% y el 33% de los adultos mayores, y su prevalencia aumenta con la edad. Pero además, los ancianos tienen menos probabilidades de recuperarse del dolor crónico, en comparación con pacientes más jóvenes.

Es por eso que el estudio se propuso determinar la asociación poblacional entre el dolor persistente, que puede reflejar el dolor crónico y el posterior deterioro cognitivo.

Con ese fin se realizó un estudio de cohorte con entrevistas bienales de 10.065 adultos mayores de la comunidad en el Estudio de Salud y Jubilación representativo a nivel nacional que tenían 62 años o más en 2000 y respondieron a preguntas de dolor y cognición en 1998 y 2000. El análisis de datos se llevó a cabo entre el 24 de junio y el 31 de octubre de 2016.

"Dolor persistente" se consideró a aquel en el que un participante refiriera tener problemas de dolor moderado o severo en las entrevistas de 1998 y 2000.

Los resultados coprimarios fueron la puntuación de la memoria compuesta y la probabilidad de demencia, estimada mediante la combinación de los resultados de las pruebas neuropsicológicas y las entrevistas con informantes y proxies, que se rastrearon de 2000 a 2012. Se utilizaron modelos lineales de efectos mixtos con pendiente aleatoria e intercepto para cada participante, asociación de dolor persistente con pendiente de la trayectoria cognitiva posterior, ajuste de las características demográficas y medidas de comorbilidades en 2000 y aplicación de ponderaciones de muestreo para representar la población de los EE.UU. El dolor persistente podría ayudar a predecir la disminución acelerada de la memoria y el aumento de la demencia.

Para cuantificar el impacto del dolor persistente sobre la independencia funcional, se combinaron los resultados primarios con información sobre la asociación entre la memoria y la capacidad de administrar los medicamentos y las finanzas de manera independiente.

El dolor persistente se asoció con un descenso acelerado de la memoria y una mayor probabilidad de demencia. El descenso acelerado de la memoria también es compatible con el hallazgo de que la probabilidad de demencia a nivel de población aumentó 7,7% más rápido en aquellos con dolor persistente en comparación con los que no.

Por lo tanto, los pacientes que reportan dolor continuo pueden estar en mayor riesgo deterioro y debilidad física. El dolor persistente, que puede reflejar dolor crónico, puede ayudar a identificar ancianos en riesgo de declive cognitivo acelerado.