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BRITISH MEDICAL JOURNAL
Adherir a patrones alimentarios saludables podría atenuar la asociación genética con el aumento de peso
Los beneficios de seguir buenos hábitos alimentarios fueron más pronunciados en las personas con riesgo genético.


La adherencia a patrones alimentarios saludables podría atenuar la asociación genética de pacientes con riesgo con el aumento de peso y los beneficios fueron más pronunciados en las personas con riesgo genético.

Así lo sugiere el estudio “Improving adherence to healthy dietary patterns, genetic risk, and long term weight gain: gene-diet interaction analysis in two prospective cohort studies” (British Medical Journal; 360 (8136); Página: j5644; 2018), elaborado por investigadores de School of Public Health and Tropical Medicine, Tulane University, New Orleans, Estados Unidos; University School of Medicine, Shanghai, China; Harvard T.H. Chan School of Public Health, Boston, Estados Unidos y otros organismos.

Los investigadores partieron de la base de que en varios estudios, la mejoría de la adherencia a los patrones alimentarios saludables, evaluada mediante diversos puntajes de dieta, se había asociado con la pérdida de peso. Sin embargo, ningún estudio había evaluado las interacciones entre los cambios en estas puntuaciones de calidad de la dieta y la predisposición genética a la obesidad en relación con los cambios a largo plazo en el índice de masa corporal y el peso corporal.

Por eso, el objetivo de los investigadores fue el de determinar si la mejora de la adherencia a los patrones alimentarios saludables interactúa con la predisposición genética a la obesidad en relación con los cambios a largo plazo en el índice de masa corporal y el peso corporal.

Para eso se realizó un estudio de cohorte prospectivo del que participaron 8.828 mujeres del Nurses' Health Study y 5.218 hombres del Health Professionals Follow-up Study.

La puntuación de predisposición genética se calculó sobre la base de 77 variantes asociadas con el índice de masa corporal. Los patrones dietéticos se evaluaron mediante el Alternate Healthy Eating Index 2010 (AHEI-2010), el Enfoque dietético para detener la hipertensión (DASH) y la Dieta alternativa mediterránea (AMED).

A los participantes se les tomaron cinco medidas repetidas de cambios en el índice de masa corporal y el peso corporal, en un período de cuatro años durante el seguimiento (1986 a 2006).

Durante un seguimiento de 20 años, la asociación genética con el cambio en el índice de masa corporal se atenuó significativamente al aumentar el cumplimiento del AHEI 2010 en el Estudio de salud de las enfermeras (P = 0.001 para la interacción) y el Estudio de seguimiento de profesionales de la salud (P = 0.005 para la interacción). En las cohortes combinadas, los cambios de cuatro años en el índice de masa corporal por incremento de 10 alelos de riesgo fueron de 0.07 (SE 0.02) entre los participantes con un puntaje AHEI-2010 disminuido y -0.01 (0.02) entre aquellos con un puntaje AHEI-2010 aumentado, correspondiente a 0.16 ( 0.05) kg versus -0.02 (0.05) kg de cambio de peso cada cuatro años (P <0.001 para la interacción).

Desde otro punto de vista, los cambios en el índice de masa corporal por cada 1 incremento de la puntuación AHEI-2010 fueron -0.12 (0.01), -0.14 (0.01) y -0.18 (0.01) (cambio de peso: -0.35 (0.03), -0.36 (0.04) ) y -0.50 (0.04) kg) entre los participantes con riesgo genético bajo, intermedio y alto, respectivamente. También se encontró interacción similar para DASH pero no para AMED.

Esos datos permitieron concluir a los investigadores que la mejora de la adherencia a los patrones alimentarios saludables podría atenuar la asociación genética con el aumento de peso. Además, el efecto beneficioso de una mejor calidad de la dieta sobre el control del peso fue particularmente pronunciado en personas con alto riesgo genético de obesidad.