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The New England Journal of Medicine
Las intervenciones a familiares en terapia intensiva mejorarían la comunicación, la atención y redujeron los días de internación
Sin embargo, las intervenciones no reducirían la carga psicológica.


Las intervenciones de apoyo familiar realizadas por un equipo interdisciplinario de la terapia intensiva no modificó significativamente la carga de síntomas psicológicos de los familiares de los pacientes. Sin embargo, sí mejoró la calificación de estos familiares sustitutos sobre la calidad de la comunicación y la atención centrada en la relación entre el paciente y la familia. Además, la duración de la estancia en la terapia fue más corta con la intervención que con la atención habitual.

Así lo sugiere el estudio “A Randomized Trial of a Family-Support Intervention in Intensive Care Units” (The New England Journal of Medicine; 378 (25) Págs: 2365 – 2375; 2018) elaborado por investigadores de University of Pittsburgh School of Medicine.

Los investigadores partieron de la base de que los encargados de la toma de decisiones para pacientes críticamente enfermos e incapacitados a menudo tienen dificultades con las decisiones, especialmente con aquellas relacionadas a los objetivos de la atención. Esas decisiones causan angustia psicológica en los sustitutos de los pacientes y pueden conducir a un tratamiento que no necesariamente se alínea con las preferencias de los pacientes.

Se llevó a cabo un ensayo aleatorizado por pasos que involucró a pacientes con alto riesgo de muerte y sus sustitutos en cinco unidades de cuidados intensivos (UCI) para comparar una intervención de apoyo familiar multicomponente entregada por un equipo interdisciplinario de UCI con la atención habitual.

El resultado primario fue el puntaje promedio de los sustitutos en la Escala de Depresión y Ansiedad Hospitalaria (HADS) a los 6 meses (los puntajes varían de 0 a 42, con puntajes más altos que indican síntomas peores).

Los resultados secundarios preespecificados fueron los puntajes promedio de los sustitutos en la Escala de Impacto del Evento (IES; puntajes que van de 0 a 88, con puntajes más altos que indican peores síntomas), la escala de Calidad de Comunicación (QOC) (puntajes de 0 a 100, puntajes más altos que indican una mejor comunicación entre el médico y la familia) y una escala modificada de Percepción del Paciente del Centrado del Paciente (puntuaciones del 1 al 4, con puntuaciones más bajas que indican más atención centrada en el paciente y la familia), así como la duración media de la estancia en la UCI.

Un total de 1.420 pacientes se inscribieron en el ensayo. No hubo diferencias significativas entre el grupo de intervención y el grupo control en la puntuación HADS media de los sustitutos a los 6 meses (11,7 y 12,0, respectivamente; coeficiente beta, -0,34; intervalo de confianza [IC] del 95%, -1,67 a 0,99; P = 0.61) o puntuación IES media (21.2 y 20.3, coeficiente beta, 0.90, IC 95%, -1.66 a 3.47, P = 0.49).

La puntuación QOC media de los sustitutos fue mejor en el grupo de intervención que en el grupo control (69,1 frente a 62,7; coeficiente beta, 6,39; IC 95%, 2,57 a 10,20; P = 0,001), al igual que el puntaje PPPC modificado medio (1,7 contra 1.8, coeficiente beta, -0.15, IC 95%, -0.26 a -0.04, P = 0.006).

La duración media de la estancia en la UCI fue más corta en el grupo de intervención que en el grupo control (6,7 días frente a 7,4 días, tasa de incidencia, 0,90; IC del 95%, 0,81 a 1,00; P = 0,045), un hallazgo mediado por la duración media acortada de la estancia en la UCI entre los pacientes que fallecieron (4,4 días frente a 6,8 días, índice de incidencia, 0,64, IC del 95%, 0,52 a 0,78, p <0,001).

Entre los pacientes críticamente enfermos y sus sustitutos, una intervención de apoyo familiar realizada por el equipo interdisciplinario de la UCI no afectó significativamente la carga de síntomas psicológicos de los sustitutos. Sin embargo, sí mejoró la calificación de los sustitutos sobre la calidad de la comunicación y la atención centrada en la relación entre el paciente y la familia. Además, la duración de la estancia en la UCI fue más corta con la intervención que con la atención habitual.

Si bien el estudio no mejoró los síntomas psicológicos de los sustitutos, permitió evidenciar una mejora en la calidad de la comunicación entre el equipo médico y la familia y en la percepción de la centralidad del paciente en el proceso de atención.