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AGE AND AGING
La presencia de dolor crónico aumentaría el riesgo de desarrollar el fenotipo de fragilidad en hombres
Sin embargo, la fragilidad no se asocia con un mayor riesgo de desarrollar dolor crónico o intrusivo.


La presencia de dolor crónico aumenta el riesgo de desarrollar el fenotipo de fragilidad en hombres mayores. Sin embargo, la fragilidad no se asocia con un mayor riesgo de desarrollar dolor crónico o intrusivo.

Así lo sugiere el estudio “Association between pain and the frailty phenotype in older men: longitudinal results from the Concord Health and Ageing in Men Project (CHAMP)” (Age and Ageing. Vol: 47 Nro: 3 Págs: 381 - 387 Fecha: 01/05/2018), elaborado por investigadores de Fundacao Hospitalar do Estado de Minas Gerais, Brasil y The University of Sydney, Australia.

El dolor musculoesquelético crónico es muy común entre los adultos mayores y afecta a una de cada cuatro personas. Los estudios transversales demostraron una asociación entre el dolor y la discapacidad en las actividades de la vida diaria y entre el dolor y la fragilidad, medidos utilizando el índice de fragilidad (FI) y el estudio del estado de la salud cardiovascular (CHS).

Por eso, los investigadores se propusieron determinar si el dolor aumenta el riesgo de desarrollar el fenotipo de fragilidad y si la fragilidad aumenta el riesgo de desarrollar dolor crónico o intrusivo, utilizando datos longitudinales.

Para eso utilizaron datos longitudinales del Concord Health and Aging in Men Project (CHAMP), un estudio de cohortes prospectivo basado en la población.

Del estudio participaron 1.705 hombres de 70 años o más, que viven en una zona urbana de Nueva Gales del Sur, Australia y se obtuvieron datos sobre la presencia de dolor crónico (dolor diario durante al menos 3 meses), dolor intrusivo (dolor que causa interferencia de moderada a grave con las actividades) y los criterios para el fenotipo de fragilidad del Estudio Cardiovascular de Salud (CHS) se recolectaron en tres ondas, a partir de enero 2005 a octubre de 2013.

También se recolectaron datos sobre edad, condiciones de vida, educación, tabaquismo, consumo de alcohol, índice de masa corporal, comorbilidades, función cognitiva, síntomas depresivos e historia de fracturas vertebrales o de cadera y se incluyeron como covariables en los análisis.

Al inicio del estudio se incluyeron 1.705 participantes, de los cuales 1.332 proporcionaron datos en el seguimiento de 2 años y 940 en el seguimiento de 5 años. Los hombres no frágiles (robustos y pre-frágiles) que informaron dolor crónico fueron 1.60 (intervalo de confianza [IC] del 95%: 1.02-2.51, P = 0.039) veces más propensos a desarrollar fragilidad en el seguimiento, en comparación con los que no tenían dolor crónico. El dolor intrusivo no aumentó significativamente el riesgo de fragilidad futura. Del mismo modo, el estado de fragilidad no se asoció con el futuro dolor crónico o intrusivo en el análisis ajustado.

Como conclusión se halló que la presencia de dolor crónico aumenta el riesgo de desarrollar el fenotipo de fragilidad en hombres mayores. Es decir que el dolor crónico en hombres mayores es un factor de riesgo para el desarrollo de la fragilidad, según se evalúa en función de los criterios de fragilidad de CHS. Sin embargo, el estado de fragilidad no se asocia con un mayor riesgo de desarrollar dolor crónico o intrusivo.