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Alteraciones psiquiátricas y riesgo de infecciones
Los trastornos relacionados con el estrés se asocian con el riesgo de contraer infecciones potencialmente mortales
Estudio controlado de cohortes apareadas


Un estrés psicológico excesivo o prolongado incide en diversos sistemas fisiológicos que pueden incrementar la susceptibilidad a la infección. Estudios en humanos sugieren que existe una modulación del eje hipotalámico-pituitario-adrenal como respuesta al estrés, con la consiguiente alteración de funciones que intervienen en la inmunidad y la inflamación. En consecuencia, y tal como se ha demostrado, las personas expuestas a estrés psicológico tienen mayor riesgo de infecciones virales respiratorias, a la vez que presentan menor respuesta inmune frente a vacunas antivirales y antibacterianas.

Se ha descrito la asociación entre la alteración del perfil inmunológico y trastorno por estrés postraumático (TEPT) y otras patologías asociadas al estrés, hecho que explicaría el aumento en las enfermedades autoinmunes en estas circunstancias. Los datos obtenidos recientemente relacionan las patologías relacionadas con el estrés con la aparición de infecciones, sin embargo, faltan datos relativos a infecciones potencialmente mortales, tales como sepsis o meningitis.

Con el objetivo de aportar información a este respecto se llevó a cabo el presente estudio controlado de cohortes apareadas. “Stress related disorders and subsequent risk of life threatening infections: population based sibling controlled cohort study.” (BMJ. 2019 (367):l5784.). Se utilizó para ello el registro nacional de salud de Suecia, en el que se identificó una cohorte de individuos diagnosticados de trastorno relacionado con el estrés entre 1987 y 2013. Se incluyeron 144.919 individuos, excluyéndose aquellos casos diagnosticados a edad inferior a los 5 años, aquellos en que se había diagnosticado una infección previa al diagnóstico de trastorno relacionado con el estrés y nacidos antes de 1932.

Para 103.072 individuos de la cohorte total se encontró algún hermano/a biológico. Estos hermanos constituyeron una cohorte de 184.612 sujetos. Paralelamente se buscó una cohorte apareada, de modo que cada sujeto de la cohorte estudio se apareó con 10 sujetos que no estaban diagnosticados de trastorno relacionado con el estrés ni habían sufrido infección potencialmente mortal, a fecha de diagnóstico de su correspondiente individuo afectado (1.449.190 sujetos) Se aparearon los individuos por sexo, año de nacimiento y lugar de nacimiento.

Se realizó seguimiento desde la fecha de diagnóstico hasta la aparición de algún episodio de infección potencialmente mortal, muerte, o emigración, finalizándose este periodo el 31 de diciembre de 2013.

El estrés postraumático, el que más se asocia a la aparición de infecciones muy graves
La edad media fue de 37 años (38,3 % de hombres). A lo largo del seguimiento (8 años), la incidencia por 1.000 personas y año de infección posiblemente mortal fue de 2,9 en la cohorte de estudio, 1,7 en los hermanos sin diagnóstico y 1,3 en la cohorte apareada.

Se realizó el análisis entre grupos para averiguar a qué respondía esta diferencia. Comparando el grupo diagnosticado y afectado con el de sus hermanos se halló que en caso de padecer cualquier trastorno relacionado con el estrés el cociente de riesgos aumentaba en 1,47 (IC 95%: 1,37 a 1,58). Cuando se tomaba solo en consideración el TEPT asilado el cociente de riesgos era mayor: 1,92 (IC 95%: 1,46 a 2,52).

En la comparación con la población general, por datos apareados, también se observó incremento en el cociente de riesgos en el grupo en estudio 1,58 (IC 95%: 1,51 a 1,65, P:0,09). Se estudió cuál fueron las infecciones en las que más incidía el trastorno por estrés, la diferencia más notable es encontró para meningitis: en el análisis entre hermanos 1,63 (IC 95%: 1,23 a 2,16) y en endocarditis 1,57 (IC 95%: 1,08 a 2,28).

Cabe destacar como punto fuerte del estudio el gran tamaño de la muestra, que permitió un análisis robusto, con la posibilidad de un seguimiento completo y permitiendo además un análisis detallado por subgrupos con la eliminación de los factores de confusión.

A la vez, hay que mencionar algunas limitaciones: puede haber ocurrido una infraestimación de formas moderadas de trastornos relacionados con el estrés que no se hayan registrado antes de la entrada en vigor en Suecia del sistema de registro de 2001; hay que mencionar también que ha habido un cambio en la definición y criterios de diagnóstico de dichos trastornos durante el periodo del estudio, que pueden haber influido ligeramente en los resultados.

Otro punto débil es que no se dispone de datos relativos a hábitos saludables como consumo de tabaco, alcohol y drogas. A pesar de que el TEPT recibe normalmente tratamiento psicológico, no se tuvo acceso a dichos datos, que podrían influir en el resultado. Por último, hay que remarcar que no puede concluirse una causa-efecto, al no poder descartarse la influencia de factores no registrados, como hábitos saludables o estado de salud, tampoco pueden extrapolarse los resultados a formas menos graves de estrés.

En conclusión, los resultados del estudio muestran así la asociación entre trastornos relacionados con el estrés y un mayor riesgo de padecer infecciones que pueden amenazar la vida del paciente, incluyendo sepsis, endocarditis, infecciones del sistema nervioso central e infecciones fatales de cualquier origen.

Esta asociación se acentúa en paciente jóvenes que además presentan comorbilidades psiquiátricas. Sin embargo, el uso de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina atenúa el incremento en el riesgo.

Referencia:
Song H, Fall K, Fang F, Erlendsdottir H, Lu D, Mataix-Cols D, et al. Stress related disorders and subsequent risk of life threatening infections: population based sibling controlled cohort study. BMJ. 2019 (367):l5784.